lunes, 6 de agosto de 2007

CAPÍTULO I

Trece de Febrero de dos mil cinco. El coño me hierve como un mal puchero: pocos garbanzos y un hueso rancio. El puterío está fatal, muy mal, ahora da para poco, para nada - le digo al del quiosco-, mi chocho vale un montón y apenas si encuentro clientes. Sólo cincuenta a mis espaldas; mi aspecto, de sesenta. Canija, sí, pero con garbo. Subo y bajo las escaleras doce veces al día, busco pollas en el barrio y no las encuentro: no es de extrañar. Al taxista le guiño un ojo y le tiro un beso, en vez de pagarle la carrera él me da una propina (el día que no esté mi Perico en el piso lo invitaré a subir) ¡Hoy no! Regreso a las siete treinta ¿Nooo? Salgo a las siete cincuenta y vuelvo a las ocho rascándome el chocho. Subo y enredo con mi perico ¿El queeeeé...? ¡Aaahh! Salgo ahora, las ocho quince - el chocho ahora me escuece- , hacia la avenida p’adelante. Otro taxista, ni caso. Llego y nada, ahora a la izquierda, ahora a la derecha, p’alante, p’atrás, ¡na de na! Las nueve menos cuarto, nada, me vuelvo antes de que llegue y me pite. ¿Quieeeén...? y yo que sé, uno, que más da. Ahí está, ya lo oigo, me voy Perico ¿Otra vez puta? –me dice, me pregunta, me increpa. Me sua er coño lo que digas, éste por lo menos paga y con eso tú comes. Las once treinta, vuelvo, mi perico frente al televisor ¿El programa? ¡Que más da! No lo ve, sólo..., sueña y ladra.

- ¿No te da vergüenza, hija la gran puta? ¿Que v’a decí la gente? Con esa pinta..., entrando y saliendo y log tío en la puerta con sus coches pitando.
- ¿Y Tuuú? Un viejo. No sirves pa na.
- Esta noche no sales.
- Salgo cuantas veces me sarga’el coño –con un gesto soez se agarra la entrepierna y entra en un estado de ensoñación al notar el calor que emana de esa intimidad que satisface sus diferentes adicciones.

Despues de comer salgo y entro; entro y salgo. Me observa el propietario del inmueble tras las persianas. ¡¡¡Yyyyyyyyy queeeeé!!! ¡A chuparla¡ ¡Que mire!. A chuparla me voy yo por cinco euros. ¿Que más da, ... y después?..... Después un pico. Cuando vuelvo, mi perico duerme y la tele puesta. Sayonara beibi, o lo que es lo mismo ¡hasta mañana! Y cierro la puerta.

2 comentarios:

Liberalto dijo...

Por fafor ¿podrías ampliar el tamaño de la fuente?
Me resulta imposible leer los blogs con letra tan chica.
Gracias

Makiavelo dijo...

Inmediatamente liberalto: YA ESTÁ. Sigo tus recomendaciones.

Saludos