El nuevo capullo, el parásito, el lapa, pasa las horas en la red observando y mimetizando lo que otros se curran. Sin prejuicios ni cortapisas.
Adelino Montañés, recientemente galardonado con el premio Avispa de Oro de las Letras por su encomiable obra “Donde las dan las toman” cuenta en la actualidad con un ferviente número de admiradores, entre los que se cuenta “el lapa”. Adelino, de profesión correveydile, hace cuatro años que se tomó en serio el asunto de las letras. No tardó en destacar por su singular manera de puntuación, casi inexistente, y por su adjetivación acalorada. Le hablaron de los blogs y como ingenuo se prestó al juego de la publicación desmedida, sin orden ni concierto. Hace un par de años recibió la llamada de Otilio Sánchez, erudito disconforme que lidera jurados de concursos.
- ¿Adelinoooo?
- Sí.
Una vez presentadas las disculpas por parte de Otilio por la intempestiva hora, y expresarle su admiración por su aportación enajenada al mundo de las letras le explicó el motivo de la llamada. Le contó que seguía sus irracionales publicaciones con fidelidad, y que al ver el tocho seleccionado en el último certamen reconoció de inmediato su mano.
- No. No me he presentado a ningún concurso literario, aunque he de confesar y le soy sincero, que ando tiempo dándole vueltas a la perola y contemplando esa posibilidad.
- Pues ha de saber entonces, admirado amigo, que lleva tras de sí una mosca cojonera que anda plagiándole. En el manuscrito presentado a concurso incluye variopintos párrafos de sus desquiciados textos. Pero no se preocupe, lo pondré en conocimiento del jurado para que lo descalifiquen y si lo desea le facilito los datos del mentecato para que lo ponga en conocimientos de los alguaciles y le hagan rendir cuentas ante la justicia.
Adelino prefirió pasar página y seguir con el cultivo de oropéndolas, y de vez en cuando publicar algún que otro textito. Al año siguiente, una nueva llamada hizo vibrar aquel empolvado teléfono: el sonido pareció devolverlo a la vida, función para la que había sido engendrado por Graham Bell.
- ¡Sí, sí! –contestó Adelino intrigado por la llamada.
- Soy Marujito Pómez, presidente del jurado de la asociación Albahaca de Archidona, y le llamaba para comunicarle que ha sido premiado con la Currutaca de Oro por el brillante texto presentado a concurso.
- ¡Aaaahhg! –pareció escapársele al prometedor escritor que motivado aplicó con fuerza el auricular en el oído dejando escapar un consternado ¿Quéeeeeeeeee…? Para añadir a continuación: no me he presentado a ningún concurso.
Marujito le explicó que era un ferviente admirador suyo y que dio gracias al cielo cuando leyó el manuscrito ya que reconoció en él su admirada forma de relatar.
- ¡Otra vez, no! –exclamó iracundo Adelino al otro lado de la línea. A partir de ahorita mismo me presentaré a cualquier concurso aunque sea por dos chavos y no daré más opciones a estos mentecatos.