domingo, 1 de julio de 2007

... Y LA NOVELA COMENZÓ

Recuerdo perfectamente aquella noche, tendría entre tres y cuatro años, y estaba en el patio cagando junto a aquel gran árbol, la higuera, cuando mi padre me sorprendió en el momento en el que, con un palito, estaba dandole vueltas a la mierda. La paliza fué soberana. Desde entonces no he vuelto a jugar con mierdas.

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