domingo, 3 de mayo de 2009

LA CONSULTA


La mirada aparentemente perdida, la camisa mal abotonada, la radiografía en el sobre, la entrevista se retrasa, aguanta el tipo sentado. Concede un margen de tiempo a la doctora que parece tomárselo con calma. Observa la puerta y afina el oído pretendiendo adivinar en qué emplea el tiempo la mujer que lo va a examinar en esta ocasión. Consulta el reloj y comprueba que la hora de la cita ha pasado, se arma de paciencia y decide seguir los consejos que le dio el paciente anterior nada más salir de la consulta de la doctora: espera, ella te llamará.
Al cabo de un rato una joven ataviada con un babi blanco abre la puerta del despacho y lo llama por su nombre, es la psicóloga que lo invita a pasar cortésmente. El entra y cierra la puerta, ella se sienta en su sillón y vuelve a repetir el nombre del paciente con respeto, el asiente con la cabeza, y cuando ella le dice la edad que él tiene le responde que esa es la que los demás dicen que él tiene ¿En qué empleas el tiempo? –pregunta la doctora. Le confiesa que pasea, que lee y que escribe cosas personales que no le va a enseñar; y añade que el otro doctor, al que la chica nada más ver el nombre escrito en la receta le asegura que es toda una eminencia, le dijo que esa actividad era buena y que perseverara en ella. Para romper el hielo, la joven le pregunta por su estado. Él repasa mentalmente la lección y la recita. Ella consulta la pantalla y le dice al paciente que exactamente eso es lo que pone en el informe que le han pasado. A continuación, le pregunta por su actividad laboral, y él le indica que es cazamariposas. Ella asiente con la cabeza, y él añade que le duele la columna vertebral de mover los pesados tarros de cristal donde las almacena. Entonces ella le pregunta si ha pensado en cambiar de profesión. Él le responde que ya es mayor y que las empresas precisan de gente joven para esos menesteres. Como si tratara de pillarlo o tal vez de cazarlo, la doctora le vuelve a preguntar en qué emplea el tiempo. Y él, que no tiene un pelo de tonto, le recuerda que esa pregunta ya se la hizo anteriormente y le vuelve a dar la misma respuesta: que pasea, que lee y que escribe cosas personales que no le va a enseñar. Ella no se lo toma a mal y reanuda el interrogatorio.
Él, con los brazos apoyados sobre la mesa de ella, la mira con ojos extraviados y revela que está bajo la influencia de su mamá elefante, y que se dejó los pelos largos y la barba para pasar desapercibido. Ella consulta la radiografía y observa la columna en forma de ocho que sustenta la masa corporal del paciente. Le aconseja que lo mejor para su padecimiento es tratar con un sicoterapeuta y manifiesta al paciente que es una pena que la seguridad social emplee tanto tiempo en tratar a los sufridos. Así es la vida bonita, parece decirle el enfermo desde su subconsciente. Ella, por supuesto, no se entera y le vuelve a dar cita para un médico diferente despachándolo de forma amistosa. See you later, alligator –dice él para sus adentros.
Se marcha hacia la parada del bus que lo llevará de regreso a la gran manzana. Se presenta en el trabajo de su pareja y espera a que ella termine la jornada para almorzar juntos. Ella lo invita a comer en un restaurante próximo y cuando están sentados, enfrentados, lo mira y le dice: ¿te has visto la camisa? la llevas mal abrochada. Y aclara: no uno, sino dos botones. Y añade: con esa pinta no me extraña que te tomen por loco. Almuerzan.

17 comentarios:

atikus dijo...

Pareja bienpensante...se nota que esta loco, esos botones mal abrochados serían sintoma de una jornada con la del babi algo mas que profesional...


saludos

Juan Pablo dijo...

Atikus: era loco pero no boludo!
:)

Muy cálido te salió el relato, Maki. Lo leí tres veces.

Abrazos.

Raquel Barbieri dijo...

Yo pensé algo semejante a Atikus con respecto a la camisa mal abrochada, y me produjo una risa callada (no feliz sino irónica), pensando en lo ciega que está tanta gente: su pareja dando por sentado que la camisa está así porque él es un dejado y que por eso lo toman por loco... cuando en realidad podría haberse abrochado mal luego de unos minutos de lujuria con la del babi.

Ser cazamariposas... ¿literal o metafórico? Porque me da que pensar que es un cazador de quimeras, de sueños que se desvanecen en un día, o quizás... de jóvenes ataviadas con un babi blanco..

Qué bueno, John
Besos

Makiavelo dijo...

Atikus, eres un pillín. Realmente la pareja es bienpensante, quizás por que lo conoce y en su mente no caben otras opciones.
Me has hecho pensar. Gracias.

Saludos.



Pradero, esto es una sorpresa, nunca sabe uno como se ven las cosas desde fuera. Aprovecharé la idea.

Saludos.



Raquel, estaba tan esimismado con el personaje y con sus avatares que no pensé que una camisa mal abrochada diera para tanto. ¡Inocente que es uno!

Cazamariposas es metafórico, es una salida ante el interrogatorio al que es sometido por la loquera.

Besos.

Isabel chiara dijo...

Así que el doliente (me encanta el palabro) salió desabotonao, jajaja y la pobre esposa dándole tregua con una invitación a comer. Y no quiere enseñarle las letras, mira qué tímido.

Muy bueno, ya ves todo lo que da que hablar.

Besos

Joyce dijo...

Un paciente interesante, alternativo. Rarito...

Saludos!

Isabel Pérez del Pulgar dijo...

Pero si ya estaba mal abotonado antes de que apareciera la del babi........Que cosas¡¡

En fin , la vida en un formulario o más bien en diversos formularios, según parcelas y relaciones.

Por cierto eso de "cazamariposas" me ha resultado curioso por la casualidad.....mis dos últimos vídeos tienen relación con ellas........las mariposas.

Un saludo

Sibyla dijo...

Si tiene la columna hecha un ocho, lo mejor es que acuda a un quiropráctico o a un fisioterapeuta!!

Pero parece ser que el ocho lo tienen en las neuronas...y sí, seguro que es por la influencia de la mamá elefante!Ja,ja,ja

Muy bueno Makiavelo!
Siempre en tu línea!

Besos:)

Makiavelo dijo...

Chiara, pusiste atención al texto, efectivamente el apareció con la camisa mal abotonada en la consulta.
Lo demás son elucubraciones.

Su mujer de todas formas es una santa.

Besos.



James ¿Interesante...? Alternativo y rarito desde luego que sí.

Saludos.




Isabel, creo que el personal fue con prisas y no se dió cuenta del juego.
La vida en formularios, eso sí que es tremendo. Lo del cazamariposas fue un juego con la doctora, parece que ella se lo tomó en serio.
Me fijaré bien en esos videos.

Besos.



Sybila, el número ocho no podemos decir que precisamente le traiga suerte.
Seguro que en las neuronas tiene algo más que un ocho y que la elefanta tiene algo que ver.

Me ha dicho un pajarito que para mejorar el número es buena la natación.

Besos.

NoSurrender dijo...

bueno, yo pienso que la línea que separa la cordura oficial de la locura oficial es aún más fina que dos botones de camisa.

He tenido que mirarme la camisa, nada más leerte :)

Salud!

Amparo dijo...

Las madres y los hombres, buena referencia! Me ha resultado muy ameno y una delicia la forma en que lo desarrollas. El tipo se las sabía todas, ni una novedad en las preguntas, qué desepero!
Saludos

Makiavelo dijo...

NoSurrender, si te sirve de consuelo te diré que no eres el único que se mira la camisa. Estoy por dejar de usarla.

Saludos.


Eterna aprendiz, has estado muy acertada. Esa relación madre-hijo corre en ocasiones el peligro de volverse insana, y es el desencadenante de muchas tragedias.

El tipo se cree listo, ya veremos.

Gracias por la visita.

Saludos.

Carlos Paredes Leví dijo...

Pasar desapercibido con esas orejas?¡
Menos mal que no le dijo, a su pareja, que habla solo mientras camina por las calles sino, de inmediato, habría ido a visitar a un juez para que lo encerraran de inmediato.
Quitando a las mariposas, el tipo no hace daño a nadie pero, muchas veces, los individuos con exceso de imaginación y vida interior son tomados por orates...

Un saludo.

Gi dijo...

Yo no había advertido lo mismo que otros comentaristas lo de los botones, pero la idea dá para otro post seguro!
Lo que sí me pareció que este relato tiene un ritmo diferente a otros tuyos. No sé si es una sensación mía...
Besos

Makiavelo dijo...

Carlos, has tenido vista de lince, las orejas pasaron desapercibidas, a pesar del tamaño.
Conocí a un tipo que iba todos los días a la universidad andando, se recorría la ciudad entera, iba rumiando, pero lo hacía dentro de su cerebro y nunca nos enteramos de que le pasaba.Creo que aún sigue haciendo el mismo recorrido.

También es inofensivo.

Saludos.



Laluz, el tema de los botones da para mucho, estaba ajeno a ello. Me estoy replanteando la historia.

Tienes razón en cuanto al cambio de ritmo, la culpa la tiene la lectura de los maestros.

Besos.

Anónimo dijo...

proyectosensini.blogspot.ru est le blog idéal pour quiconque veut en savoir sur ce sujet. Vous savez autant ses presque difficile d'argumenter avec vous (non pas que j'ai vraiment voudrait ... haha). Vous avez certainement donner un tour nouveau sur un sujet thats écrit sur des années. Great stuff, tout simplement génial!

Anónimo dijo...

just stopping by to say hi