lunes, 15 de septiembre de 2008

REPTILES

Por último, troceé ávidamente la manzana, la dividí en gajos y tras el último bocado me desplomé rendido sobre la cama de matrimonio para encajar el posible último sueño; en la habitación, la persiana bajada, el ropero cerrado a cal y canto, los libros descansando sobre la cómoda, encima de la cama, a cierta altura, la Virgen con el niño velando en silencio, y otra imagen del niño, ésta corpórea que vigila tranquilo sobre el mueble junto al espejo. Pasadas unas horas, inconsciente aunque en estado indulgente, mi mano hurgó entre los testículos apoderándose de dos lagartijas diminutas que circulaban a su aire. Me pareció un despropósito. En ese estado de duermevela me deshice de ellas, las despedí fuera de la cama dejándolas caer con cuidado sobre el suelo de gres. Perplejo por lo sucedido, trascurrió el tiempo antes de pasar a un nuevo estadio; caí enajenado, y me perdí deambulando sin rumbo envuelto como en papel de aluminio en el sueño apenas recuperado. Durante el proceso no transcurrió mucho rato sin que volviera a recordar lo sucedido. Mis ojos permanecían cerrados mientras la conciencia estaba alerta.

Alarmado por las voces de los invitados que departían en el salón retornó el recuerdo de los reptiles y me pregunte por su paradero, por la seguridad de ambos, temiendo que fueran pisados. Tras breves minutos volví a quedar dormido, me perdí sin encontrar salida. Más tarde desperté por la algarabía de los convidados. Dejando atrás el desvelo me levanté y disfrazado para la ocasión acudí al salón. Entre risas, la niña, su amigo invisible y la madre tejían arácnidos de peluche para púberes ansiosos en la mesa de camilla. Resulté imaginario. La luz anaranjada del atardecer reconfortaba el ambiente. Para no dejar pasar la ocasión me armé de papel y lápiz y me acerqué a la ventana para desde ese ángulo inmortalizar la escena mientras la abuela sentada junto a los pájaros y frente al televisor distorsionaba el volumen con el mando a distancia. La nieta, entre los arácnidos y gomillas para el pelo, protestaba y la emplazaba a bajar el sonido mientras la madre se daba arte en las manualidades con la esperanza de que serían rubricadas anhelando verlas expuestas en la vitrina del colegio. Cuando terminé el boceto y levanté la vista todos se habían marchado, los fantasmas, la madre, la niña y su amigo invisible, la abuela y los pájaros, únicamente el televisor permanecía encendido clamando por un espectador. Desconecté y volví descansado al dormitorio con la esperanza de recuperar el sueño sin interrupciones hasta el día siguiente. Al entrar en el dormitorio dirigí la vista hacia el ropero que permanecía cerrado y sobre él descansaban las maletas, en cuyas asas aún continuaban prendidos los resguardos de embarques que atestiguaban viajes estelares.

13 comentarios:

Carlos Paredes Leví dijo...

Me ha hecho pensar en el descontrol que un cerebro puede experimentar gracias a la química y qué tipo de locuras, suicidio incluido, se pueden afrontar en ese estado.....¿Tomar pellote estando solo en casa y viviendo en un quinto? ¿emborracharse hasta perder el sentido? etc.
En fin, yo me quedo con el café y el vino en buena compañía, así que de hierbas raras no me hable. Ya sé que usted toma esas cosas de té de guayaba con coco, infusión de pétalos de rosas con orégano y otras por el estilo. Luego escucha voces y escribe lo que escribe.
Muy onírico, como siempre, Maestro.
Un saludo.

Vill Gates dijo...

Antes de leer el comentario anterior iba a decir "muy onírico" y si, sigo pensando lo mismo.
Formas de scribir que no siempre son efecto de alucinógenos. A veses la música o una lectura producen un efecto similar.
Más no puedo decir porque puedo hablarte del orégano y del té, pero no de mucho más...
Muy bueno.

Isabel chiara dijo...

Yo me pregunto cuál es el papel de las lagartijas en semejante guarida. Me acordé de una serie cutre de ciencia ficción de hace años, V creo que se llamaba. Los alienígenas eran lagartos disfrazados de seres humanos, y había una lagartona que era la peor.

Muy interesante la descripción del dormitorio con el niño jesús corpóreo e incorpóreo y la virgen.

Yo le creo, Mr John, cuando asegura que el verde es milagroso.

Un beso

Makiavelo dijo...

Carlos,
creo que en casa abusan del alcaucil que como bien sabrás su alto contenido en cinarina ayuda en la digestión, fortalece y limpia el hígado; ayuda a la vesícula en la eliminación de la bilis y reduce el colesterol.

En ocasiones puede volverse algo toxico. ¿...?

Contiene vitamina C, B6, A; potasio, magnesio, fósforo, hierro, calcio, glucidos, proteínas y sodio.

En cada sesión suelo tomar un par de piezas, rellenas de jamoncito y huevo duro.

Lo mejor está en los postres me hacen compañía Juan de la Cruz y Teresa de Ävila.

También se hacen infusiones con esta planta.

Te aconsejo que los pruebes seguro que cambias de marcha.

Saludos.



Vill, el acto de escribir se vuelve complicado y estimulante, no creo en los potingues. Es un reto abrir la puerta y tomar nota de lo que ves.
Asomarse a la terraza y disfrutar del paisaje.

Tengo amigos que como norma aconsejan dejarse fluir, dejarse llevar...

Saludos.


Isabel, no le pregunté al personaje, pero seguro que tiene su sentido.

Recuerdo la serie, creo que la han vuelto a reponer.

Nos pasamos la mitad de la vida en el dormitorio, donde solemos aglutinar lo espiritual con lo mundano.

Besos.

mera dijo...

No lo comentes mucho, que con el rollo de viajar que pilló la gente, se te llena el dormitorio y acaban echándote.
Un abrazo.

Sibyla dijo...

Y me pregunto, si esas presencias diarias son visitas del más allá (lo digo por lo de los viajes estelares)...

Me recordó a la película de "Los otros", una casa habitada por personas que después resultaron ser etéreas, o incorpóreas.

Los sueños de la razón, producen monstruos...

Salud2:)

Makiavelo dijo...

Mera, gracias por el consejo. Tendré que poner a la abuela junto a la puerta para que cobre la entrada si hay demanda.

Saludos.



Sibyla, precisamente hoy estuve comentado con un amigo de esa relación. quizás explora un poco en esa línea, es sugerente.

Besos.

Gi dijo...

Yo no sé cómo se puede seguir, vivo, muerto, dormido o en vela, después de haber tenido dos lagartijas reptando por el cuerpo

atikus dijo...

Con esos bichos y por esas partes,...pues seguro que con mi mente calenturienta hubiera tenido una historia erótica con Rachel (la de Blade Runner) y hubiera dejado a las lagartijas revolotear hasta terminar la faena ;)

Makiavelo dijo...

Laluz, creo que el personaje en cuestión lo superará. Espera tiempos mejores.

Besos.


Atikus, quizás las lagartijas tuvieron algo de lagartas.

Buen viaje a Roma.

Saludos.

Monica dijo...

Querido Maki, un consejo...antes de tomarte una jarra entera de vino, tenés que poner un mosquitero en la puerta para que no entren alimañas molestas.
Amigo mío, cuando sueñas...sos genial, voy a tener que reveer los míos, son demasiado sencillos,
Me pasás la receta ???
Porque lagartijas ???
Me hubiera gustado que apareciera el burgajo.
Besotes y perdón por la tardanza, tengo dos hijas mudándose y estoy de los pelos.

Vill Gates dijo...

Yo tampoco creo en los potingues, para escribir el último cuento, para que veas, vi este video de YouTube http://www.youtube.com/watch?v=J0OTK_3E25I.

Saludos!

Makiavelo dijo...

Monica, lo del mosquitero es una buena idea para ahuyentar a las alimañas y los malos espíritus, lo probaré.

El burgajo se fue y nunca más se supo de él. Una pena.

Ten calma con la mudanza.

Besos.


Vill, muy buena la fuente de inspiración y el relato. Creo que lo mejor es tirarse en plancha sobre el papel.

Saludos.