domingo, 13 de febrero de 2011

I DON´T FLY ANYMORE TO ATLANTA

No vuelo más a Atlanta.

Demasiadas colas en la terminal para un algo tan efímero,

para recoger del suelo una fruta sin madurar,

una sonrisa fugaz acompañada de lágrimas.


No vuelo más a Atlanta.

Mi traje de alpaca me da un aspecto honorable:

un envoltorio digno que esconde un cuerpo rechoncho,

una perilla de quince días enmarca mi sonrisa.


No vuelo más a Atlanta.

Un taxi previamente contratado me espera en la terminal.

Conoce mis gustos y apetencias, me ayuda a rular por la ciudad.

En las esquinas, algunas ofertas. Nada de caviar.

Algunas de Virgína, también hay niños de Oregón.


No vuelo más a Atlanta.

No tienen precio, algunos de saldo. Llevan tiempo en la calle,

ejercen como viejos, saben de mis apetencias.

Mi competencia no elige, no tienen escrúpulos ni compasión,

practican sexo sin remisión.


No vuelo más a Atlanta.

Fotos de inocentes decoran árboles como el de Navidad.

La policía pasea, hace preguntas. Nadie responde.

Un fin de semana en Atlanta,

un hotelucho de mierda en las afueras de la ciudad,

una pera mal apurada en el contenedor.


No vuelo más a Atlanta.

El taxi me devuelve a la terminal.

Ojeo una revista mientras vuelo,

mi mujer y mis hijas me esperan.

Karen, la mayor, quiere ser enfermera

espera que le regale una muñeca rota para recomponer.


No vuelo más a Atlanta.

Tengo el estómago lleno.

Me enfrento al espejo, me rasuro la barba,

soy un ciudadano honorable.

No más carne.

No más congelador.

No más contenedor.

No más viajes.

Me vuelvo paciente.

Mi hija se hace mujer.

Mi cómplice: El despertador.

Mi mujer duerme.

Deambulo por casa. El placer me pierde.

Busco y encuentro.

No vuelo más a Atlanta.

No vuelo más a Atlanta.

No vuelo más a Atlanta.


5 comentarios:

Raquel Barbieri dijo...

Como he volado a Atlanta en algunas oportunidades y tu poema tiene tanto mensaje encriptado, me pregunto por qué peligros y circunstancias aviesas habré pasado sin saberlo.


Besos :)

Makiavelo dijo...

Raquel, no sabes de la que has librado. Allí campa a sus anchas el hombre del saco.

Besos.

Agustin Cadena dijo...

La estructura de versos cortados genera muy bien una sensación de monotonía y fastidio. Excelente.

Makiavelo dijo...

Gracias Agustín.

Saludos.

NoSurrender dijo...

Nunca he estado en Atlanta, lo que es imperdonable para alguien tan aficionado a la música negra como yo. Puede que haya cosas horribles allí, pero Georgia sigue en mi mente.

Salud!