La lengua excesivamente cerca, el pelo demasiado sucio. Apuesta por darme la espalda, parece querer castigarme. Ignoro qué mira, tal vez el trozo de zanahoria encerrado en el vidrio y del que pujan brotes tiernos. Cambia de posturas siguiendo un ritual con el que estoy familiarizado, se encorva por comodidad, no por dolor. Ni siquiera braman en su cerebro recuerdos de su maternidad. A pesar de que a diario se acerca cuando me ve y se acomoda a mi lado, he constatado que ha perdido parte de su memoria. Habla poco, y lo hace cuando el hambre la roe por dentro, cuando las entrañas comienzan a diluirsele. Al dormir, le gusta extender sus brazos, clavar sus uñas en mi camisa y abandonarse al sueño.
Hay otro parecido a ella, que circula como una estrella errante, que vaga por el inmueble y que, como ella, también se pronuncia poco. Con el paso del tiempo, a pesar de que nos manejemos en diferentes idiomas, terminamos por comprendernos en lo básico. Sí en lo básico: nos abandonamos sobre el suelo; nos entendemos con los gestos. Y es que somos como perros, como gatos. Somos animales de compañía.
7 comentarios:
siempre hay un lenguaje superior a las palabras, ya lo creo.
El silencio es más que saludable
Comprendernos en lo básico... para qué más
NoSurrender coincido plenamente contigo.
Saludos.
sólo para mujeres, lo practico a menudo.
Besos.
Isabel, por esa razón es imprescindible el maullido del gato.
Besos.
En lo básico, somos todos como animales.
Saludos
En lo básico, los humanos nos comprendemos en todo y creo que por eso es que cuando hay una situación límite, somos capaces de olvidar lo que nos separa y volvernos más primarios y actuar por instinto.
Buenísimo, Maki.
Besos :)
Gi, lo somos sin lugar a dudas.
Besos.
Raquel,las cámaras dan buena cuenta de ello.
Besos.
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