Cada vez que oigo este calificativo me viene a la mente la patética imagen de Búfalo Bill desecho porque su apreciada perrita, a la que cariñosamente apoda Preciosa, está en manos de su última víctima, que la retiene como garante de su vida. Desde entonces esa cantinela se repite en mi cerebro como una constante: “preciosa, preciosa”. Incluso la empleo cariñosamente para llamar la atención de personas de mi entorno.
Hay otra a la que también apodan Preciosa y que desafortunadamente no está tan protegida como esta caniche: es la protagonista de PRECIOUS, Claireece Jones, una afroamericana residente en Harlem. En el film tiene dieciséis años, su padre la viene violando sistemáticamente desde pequeña, tuvo una hija de él con síndrome de dawn a la edad de doce años que permanece al cuidado de su madre mientras Precious va al colegio cada día, tiempo que aprovecha para evadirse fantaseando con su profesor de matemáticas. La madre no se desconcha trabajando, al contrario, vive como una reina gracias al subsidio que le pasan los agentes sociales y se permite el lujo, además, de estar celosa de la hija porque una vez más volverá a ser madre. Como consecuencia de este hecho, una tutora aconseja a Precious que abandone la escuela y acuda a otro centro donde los alumnos supuestamente deben enseñarse unos a otros, Each One/Teach One. No voy a entrar en más detalles, pero su desgracia no desaparece con el alumbramiento de la criatura. Toda suerte de calamidades se suceden en la azarosa vida de Preciosa, sin hallar respuesta a sus más que lógicas interrogantes.
El destino, en ocasiones, parece marcarnos de por vida, y por mucho que te reveles difíciles son las salidas. Como consecuencia, las respuestas suelen ser dramáticas. Y en una sociedad como la norteamericana la gente no se lo piensa dos veces: actúa.
El film está basado en la novela ‘Push’, de la escritora Sapphire. Este año se estrenará en España.
PRECIOSA: Nobody loves me!