domingo, 29 de agosto de 2010
RECOLECCIÓN
lunes, 23 de agosto de 2010
VERANO
Estaba en el patio regando las plantas, alcé la vista, y al fondo del pasillo me pareció vislumbrar la silueta de un maromo al que no conocía y que parecía esperarlo. La albahaca agradecida me regaló con su aroma, me sentía cómodo a la sombra del muro encalado, y me abandoné a la lectura: Steinbeck y su perla me atraparon.
Pasadas las nueve, decidí regresar a mi hogar. Dejé el libro sobre la mesa, dije adiós a los gatos y me marché. Al salir, unas risitas atrajeron mi atención. Dos hombres, bien diferenciados, parloteaban sujetos al árbol que poco antes los había cobijado con su sombra. El más alto se percató de mi presencia, y traté de evitar su mirada para no abortar el idílico trance que parecía sumirlos. El más pequeño, mi vecino, se abrazaba al tronco zarandeándolo de un lado hacia otro, mientras el otro ejercía de vigía.
Se habían terminado las vacaciones y ahora todo volvía a la normalidad. Al aquí te cojo y aquí te pillo.
jueves, 5 de agosto de 2010
LOCO DE ATAR
Hello loco, he contemplado cómo las turistas te rodearon pertrechadas para la ocasión con cámaras que inmortalizaran el encuentro. Pobres turistas, desplazadas desde tan lejos, ataviadas como si fueran de carnaval. Se han apostado a las afueras, cerca de la jaula, y han esperado a que el celador te dejara salir. La de la escarola me ha divertido especialmente, perdida entre sus bucles oxidados, abandonados como por descuido. La otra tonta, la del pelo lacio, a la que no le quité ojo, se te arrimaba como lapa para no quedar fuera del encuadre al tiempo que callejeabais. Han preferido el blanco y negro. Han pretendido revestir el encuentro de un look sesentero.
Loco, te has masturbado en sus narices mientras les recitabas un no sé qué que las ha inmovilizado.
Del cartucho que portaban te han ofrecido sus secretos, has tomado un puñado y los has lanzado al viento como polvo que estorba; avellanas tostadas sin cáscara para la próxima ocasión les has dado a entender. Se han parado en un bar y te han ofrecido de beber. Se han extasiado cuando has preferido el refresco de cola, en contraposición al cubata que las suspendía. No me quedé con la cara de la que llevaba la cámara, parecía la más lista, sólo te enseñaba el pajarito para tenerte entretenido. Eligieron una librería, en lugar de la típica tienda de souvenir, ojearon libros y te sometieron al tercer grado esperando pillarte; como buen estratega que eres les diste con dos palmos en la cara.
Se ha pasado el día y el carrete se ha acabado. Esas coristas de tres al cuarto te acompañaron hasta la jaula para cerciorarse de que entrabas y de que lo que de ti hablan era verdad.
Loco, una vez dentro te has girado y les has dedicado un último adiós con la manita. Loco, sigue a tu aire, que lo estás haciendo muy bien y a ésas que les den por el culo la próxima vez que se quieran hacer la foto contigo. Ale, a seguir bien.
Loco, se me olvidaba, también te he visto en televisión, enfrentado al tarado que filosofaba acerca del hormigón. Me sorprendió ver cómo te encogías de hombros y te regodeabas en tu humo; a pesar de la chanza que les causaste supiste salir airoso. Loco, tú eres grande, por eso los demás se postran y te buscan.
Te pongo un diez, y te recuerdo que no me gusta que llegues tarde a clase a pesar de estar loco de atar. El próximo en preguntarte seré yo.