Oliviero Toscani vuelve después de un tiempo de silencio, quizás de sequía creativa, aunque seguro que en este lapsus no le han faltado encargos puntuales. Atrás quedan sus fructíferos años de matrimonio con Benetton y sus polémicas campañas publicitarias, pero la oportunidad que le brindaba la semana de la moda en Milán era única para volver a aparecer de forma arrogante en la palestra del despeinado business rosa, donde las adolescentes se dejan la piel en el camino por emular a muchas de las impersonales modelos que desfilan como posesas en las pasarelas de medio mundo.
Toscani no dudó ni se hizo de rogar cuando la firma Nolita le hizo el encargo para promocionar su marca bajo el disfraz de hacer una campaña contra la anorexia, cosa que no me creo.
¿Quiénes se han beneficiado de la campaña publicitaria? Toscani en primer lugar, después Nolita que es la marca que invirtió en la campaña, el Ministerio de Salud italiano también, ya que ha hecho su aporte económico, la ciudad de Milán que es donde se ha celebrado el evento y, por último, Isabelle Caro, la famélica modelo que se prestó al juego, y que desgraciadamente por su enfermedad ha recuperado un valor que por su insatez e inmadurez perdió al caer en la trampa que le jugaba el artificial mundo de las pasarelas y los egos de petulantes diseñadores de moda, ¿de moda?, ¿qué moda?.
Isabelle Caro tiene ahora una nueva oportunidad, no sólo profesional, vuelve a estar en la palestra. De momento la revista Vanity Fair la entrevistará en su próximo número de la edición italiana, y puede intentar rehacer su vida y recuperar su maltrecha salud. ¡Ánimo Isabelle, a comeeeeeeeeeeer, y ponte de buen ver!
Toscani no dudó ni se hizo de rogar cuando la firma Nolita le hizo el encargo para promocionar su marca bajo el disfraz de hacer una campaña contra la anorexia, cosa que no me creo.
¿Quiénes se han beneficiado de la campaña publicitaria? Toscani en primer lugar, después Nolita que es la marca que invirtió en la campaña, el Ministerio de Salud italiano también, ya que ha hecho su aporte económico, la ciudad de Milán que es donde se ha celebrado el evento y, por último, Isabelle Caro, la famélica modelo que se prestó al juego, y que desgraciadamente por su enfermedad ha recuperado un valor que por su insatez e inmadurez perdió al caer en la trampa que le jugaba el artificial mundo de las pasarelas y los egos de petulantes diseñadores de moda, ¿de moda?, ¿qué moda?.
Isabelle Caro tiene ahora una nueva oportunidad, no sólo profesional, vuelve a estar en la palestra. De momento la revista Vanity Fair la entrevistará en su próximo número de la edición italiana, y puede intentar rehacer su vida y recuperar su maltrecha salud. ¡Ánimo Isabelle, a comeeeeeeeeeeer, y ponte de buen ver!